Cuando la libertad se acaba…

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Si algo me gustaba de China, era salir del trabajo a las 20:00 de la noche y encontrarme a grupos y grupos de gente de todas las edades, tanto hombres como mujeres, bailando en la calle o tocando en algún rincón de la macro ciudad. Por la mañana, se ven parques llenos de personas mayores haciendo los bailes de los abanicos, practicando kung fu, haciendo tai qi y todo al aire libre. Bailes, deportes, espectáculos, etc. Para ellos y para los demás. Transeúntes que disfrutan del espectáculo de cerca.

Aquí la situación cambia. Si se ven artistas intentando ganarse la vida en la calle es porque han tenido que conseguir una licencia especial para hacerlo y si no, pasa lo que pasa.

Ayer por la noche, junto a la Catedral de Barcelona, un grupo de chavales de entre 18 y 25 años, procedentes de países tan variopintos como Colombia, Venezuela, Marruecos o India, estaban preparando un espectáculo de baile para deleitarnos a todos en una noche templada del invierno barcelonés. La gente se fue acercando a ellos poco a poco hasta formar un círculo bastante grande alrededor de ellos, dejándoles el espacio suficiente que necesitaban para hacer sus piruetas y dar volteretas de vértigo en el aire. La gente aplaudía y reía con las bromas del presentador mientras la música seguía sonando y unos bailarines daban  paso a los otros. El espectáculo duró unos 15 minutos y se detuvo por la aparición estelar de dos agentes de la policía local.

Los chicos desaparecieron entre la multitud mientras muchos de los que allí se concentraban se apresuraban en sacar alguna moneda del bolsillo y corrían para entregárselas antes de que fueran vistos.

Los que estábamos allí sentimos vergüenza, indignación, enfado y ¿resignación? Es eso lo que nos espera de ahora en adelante. Nadie puede hablar. Nadie puede decir en voz alta que los que dan la orden de disolver una concentración artística en medio de la plaza son unos CABRONES  . Lo digo con mayúsculas para que se oiga bien, aunque me pregunto si mi blog no será censurado por ello como ocurre en China.

En la calle. Sin paga. Sin posibilidad de encontrar un trabajo digno. Y encima, expulsados de los espacios públicos por bailar. Porque bailaban y lo hacían bien. Eran ARTISTAS. Arte libre y gratuito para la gente que al menos se va a casa con  un buen sabor de boca.

¿Tiene algo que ver el hecho de que sean extranjeros? ¿A qué tienen miedo?

Ayer, los que estábamos allí, dejamos la plaza refunfuñando entre dientes y con la indignación saliendo disparada de nuestras orejas.

Si esto es lo que nos espera de ahora en adelante, prefiero las plazas y los parques de China.

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Ai Weiwei – ON THE TABLE

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Retomamos las entradas del blog hablando de Ai Weiwei, un gran artista disidente chino que nos sorprende con su obra en Barcelona.

Desde el día 5 de noviembre y hasta el 2 de febrero, todos aquellos interesados en China, su cultura, su historia y sus secretos, puede adentrarse de lleno en una exposición repleta de significado, preguntas y respuestas, críticas, realidad, sueño y pesadilla, que sin duda no deja indiferente a nadie.

Ai Weiwei lucha por defender la libertad y critica abiertamente la represión y la censura del sistema político chino, a la vez que lucha por fomentar la conciencia crítica de la sociedad china actual.

A mí, personalmente, me impactó un videoclip que el propio Ai Weiwei produjo tras su cautiverio secreto de 81 días en China, así como el vídeo que muestra como un grupo se mujeres crea durante días semillas de cerámica sin descanso. ¿Qué pensáis que puede significar ese mar de semillas o la transformación de el artista al final del vídeo? Os dejo un poquito de la exposición y espero que me dejéis algún comentario tras el visionado de los vídeos.

The Making of Sunflower Seeds

Dumbass (heavy metal)

Podéis encontrar toda la información necesaria en el siguiente enlace: http://lavirreina.bcn.cat/es/exposiciones/table-ai-weiwei

Tortilla de patatas, ¿española?

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Buenas tardes a todos:

Después de unos meses de descanso y de muchos cambios, vuelvo. Esta vez cambiamos el orden de los factores y le damos la vuelta a la tortilla. Pasaré de escribir desde el corazón de China a hablar de la China que vemos en España, concretamente en Barcelona, mi ciudad actual.

¿A qué saben las tortillas de patatas en Barcelona? Eso me pregunto desde que llegué a la ciudad. De momento, he probado las patatas bravas y estaban muy ricas. ¿Me atreveré con la tortilla? Los que vivís aquí sabéis a qué me refiero, los que no, tendréis que esperar un poquito mientras voy cocinando las nuevas entradas del blog.

Hablaré de la comunidad china en Barcelona, de lo que vemos en las calles, de los cambios que están sufriendo ciertos barrios y comercios y, sobre todo, de la cultura. La cultura, el arte y las costumbres chinas están presentes en cada esquina de la ciudad.

Hasta pronto 🙂
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Academia de Bellas Artes de Tianjin

Galería

Me duele alma de respirar

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Hoy, me duele el alma de respirar

Feliz porque me voy. Triste porque ya empiezan las despedidas. Nerviosa porque no sé qué pasará. Y dolorida porque no se puede respirar.

Cuando te vas de un lugar, te das  cuenta de que son algunas personas las que lo hacen único. Es la gente la que construye una ciudad, un ritmo de vida, una cultura, una vida. Durante estos casi dos años que he vivido aquí no puedo decir que haya mejorado mi nivel de chino muchísimo, pero sí es cierto que me he encontrado con gente muy curiosa. He pasado días enteros trabajando codo a codo con ellos y de cada uno me llevo algo diferente, ni bueno ni malo, simplemente diferente. Cuando hablamos de «los chinos» son muchos los comentarios que se nos vienen a la cabeza, pero yo me pregunto ¿cuántos extranjeros se relacionan realmente con ellos en su día a día? ¿Cuántos ven cómo trabajan y escuchan sus quejas? Creo que no somos muchos. A mí, por suerte o por desgracia, según se mire, me ha tocado trabajar o bregar con ellos desde que empecé a trabajar y, aunque a veces me gustaría cortar a pedacitos a algún jefazo inútil e incapaz de llevar a cabo sus funciones, otras tengo que reconocer el esmero y el esfuerzo que todos mis compañeros ponen en lo que hacen, aún sabiendo que tendrán un sueldo insuficiente y que sus condiciones laborales no mejorarán a corto plazo. El otro día, una compañera me decía que ellos aguantaban tanto porque son chinos. No lo creo así. A mí me ha tocado también aguantar lo mío y de china tengo solo el nombre postizo y la tarjeta de la seguridad social. Para mí se trata de resignarse o no. También es digna de admiración o de compasión la pasión con la que los padres chinos adoran y protegen a sus pequeños «principitos». A ellos también les toca pelear por darle «lo mejor» para que puedan SOBREVIVIR y COMPETIR en el llamado gigante asiático. Eso sí, se obsesionan los que pueden usar la VISA.

China nos da y nos quita. Desde el principio he dicho y mantengo que es el país de los grandes contrastes. Sales de un centro comercial inmenso lleno de tiendas y restaurantes de lujo para coger una bici con el sillín pegado con celo y perderte por las calles más recónditas de la ciudad para ver cómo recogen y distribuyen la basura que se puede reciclar; como la gente malvive en tiendas de campañas instaladas en las aceras junto a nuevas construcciones de rascacielos interminables; como los niños juegan entre los escombros; o como la gente sale a la calle a jugar a las cartas encima de la tabla de planchar. En el trabajo ves como los padres pagan una fortuna por un curso de inglés mientras que los profesores se llevan una propinilla del total. ¿Dónde va el resto? ¿Nos lo llevamos los extranjeros sólo por tener la nariz más grande?

Aquí las cosas a veces no tienen ningún sentido. Pero China tiene algo especial y los que vivimos aquí y la conocemos un poquito lo sabemos. Basta tener una charla con un buen amigo que te cuenta cómo se siente para darse cuenta de cómo funcionan las cosas aquí.

Yo me voy de esta ciudad, pero no significa que diga adiós para siempre a este país. No sé dónde estaré en unos meses, si en China o en Guatemala, pero está claro que volveré porque siempre hay algo nuevo que descubrir aquí.

Aunque hoy, me duele el alma de respirar.Imagen

万得庄大街 (Wandezhuan Dajie) – 9p.m

Vídeo

Hoy me gustaría compartir con vosotros un vídeo. Está tomado en la calle en la que trabajo justo después de salir de clase.

¿Qué pensáis de China? ¿Cómo os la imagináis? En mi opinión, aquí la realidad y la ficción se dan la mano y por ello, he pensado que quizás os gustaría VER lo que pasa en la calle, lo que vemos nosotros, los que ya vivimos aquí. China tiene muchas caras y aunque ya os voy presentando muchas de ellas a través de mis relatos, también quiero que vuestros ojos vean y juzguen por sí solos.

Os iré mostrando distintos lugares de la ciudad en la que vivo, Tianjin, en los próximos días. Espero vuestros comentarios al respecto, especialmente de aquellos que tenéis o ya habéis tenido contacto directo con la realidad que aquí se vive. Espero que os guste.

¿Casada o soltera? Esa es la cuestión

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Si algo bueno tiene el colegio en el que trabajo es que los empleados están bien cubiertos en cuanto a seguros médicos se refiere. Ayer, nos tocó acercarnos a un centro PRIVADO para hacernos un chequeo y desde el principio todo fue muy curioso.

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 Nada más entrar unas recepcionistas muy bien vestidas y muy amables nos ayudaban a rellenar las fichas de inscripción. Enfermeras con uniformes divertidos te guiaban y mostraban la ruta para hacerte todas las pruebas. Había ventanillas individuales para realizar las extracciones de sangre y hasta nos recibieron en las salas VIP del hospital. Parece una película de ciencia ficción, ¿verdad?

 

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 Surrealista cómo mínimo. Ni VIP ni leches. Colas infinitas de mujeres apelotonadas para entrar. Gente que se iba colando porque su amiga o conocida era la primera de la fila (entre ellas yo misma). Y lo mejor de todo, consultas compartidas. ¡Sí! ¿Pero qué trabajo les cuesta entrar una a una y respetar la intimidad de los demás? Ains…preguntas sin respuesta. Lo raro es que yo me sigo sorprendiendo. Así que ahí estaba yo, lista para hacerme un electrocardiograma con la camiseta subida hasta el cuello y todo al fresco, mirando al techo esperando que acabase pronto, mientras otra chica estaba de pie delante de mí contemplando el paisaje. ¡Con lo fácil que es esperar fuera! Al menos, en la consulta de medicina externa y revisión de mamas (¿se dice así en español?) las doctoras cerraron la puerta y me hicieron el chequeo con mucha delicadeza.

Pero lo mejor de todo fue la visita inexistente al ginecólogo. Como iba diciendo, justo al llegar me hicieron rellenar la ficha de inscripción. En la mía ya habían escrito que estoy casada, así que tuve que corregirla y decir que aún sigo soltera. Para mí no tenía importancia alguna, pero cuál fue mi sorpresa al enterarme de que las SOLTERAS no se pueden hacer el reconocimiento ginecológico. ¿PERDÓN? Hubiera sido cuanto menos divertido, ya que la cola de señoras no estaba fuera de la habitación sino dentro…

 CONTINUARÁ…

 P.D. Este es el aspecto normal de una consulta con el ginecólogo.

  

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 P.D.1。 A pesar de las anécdotas, tengo que agradecer la amabilidad con la que me trataron todos los médicos y enfermeras del centro. El hospital estaba más que limpio, «organizado»,  bien equipado y la atención a los pacientes era excepcional. Eso sí, nada de reconocimiento ginecológico 😉

  P.D.2. Se trata de un centro privado.  No podemos olvidar cómo funcionan los centros de salud públicos. Ahí sí que hay colas infinitas, gente apelotonada en las consultas y ventanillas para cobrarte antes de que pestañear.

¿A dónde te han llevado hoy tus pies?

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Abres la ventana y ves como la gente va y viene en coches, bicicletas, motos eléctricas, autobuses o simplemente a pie. Sin embargo, tú prefieres quedarte en casa viendo un capítulo más de alguna serie de la temporada pasada, haciendo algo de comer, leyendo un libro, cotilleando el facebook o durmiendo la siesta.
No soy la única. Parece ser una sensación extendida entre mis conocidos. Necesitamos un tiempo de meditación previo a la salida de casa. Un tiempo para intentar encontrar algo que nos incite a salir y que nos haga ver que nuestro día vale la pena.
El lunes es mi día libre y siempre me levanto intentando encontrar algún plan diferente para no quedarme en casa tirada leyendo noticias que me tengan todo el día con la cabeza llena de cuervos. Este lunes hacía sol. Tenía un día estupendo para pasear, ir a tomar un café a alguna terracita con un buen libro o para sentarme en el parque y disfrutar del sol. Eso hice. Mientras leía en el parque, veía a gente pasar delante de mí y me hacía constantemente la misma pregunta:
¿A dónde irán? ¿De dónde vienen? A veces nos llevan a lugares nuevos, otras prefieren recorrer una y otra vez el mismo camino o cambiar de rumbo antes de doblar la esquina. Están siempre ahí dispuestos a moverse y a mostrarnos que hay vida más allá de las cuatro paredes de la habitación. HABLO DE NUESTROS PIES.
Por ello, lanzo una pregunta abierta a todos los que seguís el blog de vez en cuando. Me gustaría saber a dónde os han llevado vuestros pies hoy y qué cosas nuevas habéis descubierto. Puede ser muy divertido compartir las cosas más insignificantes y, al mismo tiempo, las más importantes de nuestro día a día.
¿Quién se atreve a ser el primero?
 
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